En Maecenas Educación y Cultura, organismo promotor de este Título, pensamos que la Educación debe plantearse que sus objetivos sociales evolucionan y se amplían, haciendo que estos ya no sean los mismos para los que fue concebida.  Por otra parte, la Educación Infantil es una etapa con una proyección crucial en cuanto a la adquisición de habilidades emocionales y soft skills, que están llamadas a condicionar el futuro de los alumnos. Hacer frente a los retos académicos, personales e interpersonales que se plantea al alumno del siglo XXI requiere una profunda revisión de las bases sobre las que se fundamenta el sistema educativo en esta crucial etapa. En un momento en el que la sociedad avanza de forma vertiginosa a lomos de la nueva era del conocimiento y de la información desde la tecnología, la Escuela y sus protagonistas principales deben saber posicionarla para intentar no perder, en no mucho tiempo, el sentido que debe tener en su función social. Por eso, es especialmente relevante dotar a la etapa de Educación Infantil y a los maestros y maestras que imparten en ella docencia de un rigor metodológico y actitudinal coherente con el propósito que hemos expresado. Maecenas Educación y Cultura, es una fundación educativa con un marcado carácter social, que aglutina diversas líneas de actuación, entre las que se encuentran el apoyo en la gestión al cambio en el centro escolar y la formación de los directivos y profesores responsables directos de este cambio. Poder dar sentido a este cambio en el entorno escolar supone aglutinar a numerosos agentes que, con visiones complementarias, puedan hacer llegar al alumnado de este postgrado el devenir de la educación y su función, la organización escolar y la nueva formación del alumno que, para los próximos años, será un caballo de batalla a salvar por muchos docentes. Este posgrado basa su temática justamente en analizar tendencias y necesidades específicas de la Educación Infantil desde la óptica de un nuevo paradigma educativo, la Educación Basada en Personas, y fomentar el uso de metodologías que, con procesos adecuados de evaluación, permitan adquirir las competencias claves para desenvolverse con autonomía, no sabemos si con éxito, en estos albores del siglo XXI.  El Título va destinado a todos aquellos profesionales de Educación Infantil en activo en el campo de la docencia y gestión educativa, y a aquellas personas en busca de una promoción de sus oportunidades laborales en el terreno de la educación. El diseño formativo ha tenido en cuenta las verdaderas necesidades de ajuste de los centros docentes en búsqueda de la excelencia y funcionalidad en la educación, contemplando un ajuste múltiple:  - Capacitador: el momento escolar actual se caracteriza por un desfase entre la cualificación funcional que proporcionan los centros educativos con una metodología prevalente de clase magistral y las necesidades a corto, medio y largo plazos de los estudiantes.  ​- Cognitivo: abruptamente, nuestra relación con la información ha cambiado los estilos cognitivos, los mecanismos empleados para efectuar aprendizajes. El aprendizaje informal ha llegado a ser al menos tan importante como el escolar, por lo que la escuela debe dar una respuesta adecuada a estas nuevas condiciones ecosistémicas (tender puentes entre el currículo escolar y los aprendizajes realizados en cauces no formales, dotar de validez escolar a dichos aprendizajes) - Tecnopedagógico: las actuales TAC permiten escenarios de aprendizaje solo hace unos años impensables (como es, por ejemplo, el que un niño ágrafo pueda manejar mediante la voz un dispositivo para obtener información, escuchar un texto escrito, dictar los resultados de un informe -gracias a SIRI y otras tecnologías similares-; o que un docente con baja cualificación digital pueda transformar algo tan cotidiano en una clase como el comentario de una imagen en un videotutorial que, inmediatamente, esté a disposición de los alumnos). La escuela no puede desaprovechar estas oportunidades (de la misma forma que no puede desatender retos como proporcionar hábitos adecuados de uso de redes sociales, de consultar información en Internet, etc.). Por el contrario, el centro docente debe implementar una respuesta capaz de aprovechar la tecnología (especialmente aquella con más capacidad de ubicuidad) para facilitar el desarrollo de nuevas formas de enseñanza-aprendizaje más efectivas y funcionales.