La vida es cambio, la educación exige cambios y estamos en el momento –ahora o nunca- de entender, prever y gestionar las transformaciones urgentes y necesarias de un nuevo modelo educativo abierto, flexible, funcional, coherente, globalizador que integre lo cognitivo, lo emocional y lo social y que apunte decididamente a la autonomía de nuestros alumnos y profesores, el aprender para toda la vida de la vida y, sobretodo, sobre ellos mismos, para que a través de la colaboración/cooperación creemos un mundo mejor para todos. No se trata de parchear el currículo existente con algún sorprendente y original término que genere sorpresa, no se trata de sumar más y más a lo que hay para producir depresión, estrés e impotencia, no se trata de seguir esperando de la clase política alguna postura que olvide votos y busque eficacia, no se trata de seguir mareando la perdiz con tres comisiones y dieciséis subcomisiones que cambiarán lo necesario para que todo continúe igual respecto a la desmotivación generalizada,  perdida del sentimiento de pertenencia, incapacidad de asumir compromisos, monotonía, aburrimiento, insatisfacción personal, abandonos… Ha llegado el momento de armarnos de creatividad, espíritu crítico, calidad, eficacia, sueños y construir lo bueno, lo necesario que haga de cada persona una persona capaz de mejorarse y mejorar el mundo desde su trabajo  en los ámbitos personal, familiar, relacional, profesional y espiritual. Dejemos de pensar en lo que necesita aprender Pepito y centrémonos en Pepito y propongamos lo que le lleve a apreciar la vida, disfrutar la vida y amar la vida. Lo que hay qué hacer es claro, bailar al ritmo que nos marca la necesidad y que nos demanda la sociedad, el quién, nosotros los educadores, los que estamos en el aula a diario, el cómo responde a una formación que englobe valores, principios, habilidades, destrezas, conocimientos, creencias, el dónde, está claro que en la vida,  el cuándo, es ahora, ya, el cuánto, lo conveniente, con generosidad, el por qué, porque ya está bien de oportunidades perdidas y el para qué, nos reclama respuesta holística encaminada al éxito y la felicidad, la felicidad del éxito. Durante siglos la tradición educativa mundial se olvidó, reiterada y sistemáticamente, de lo emocional ya que, consciente o inconscientemente, se consideraba lo emocional como algo perturbador para lo racional, la reflexión y el conocimiento seguramente inspirándose en el aserto medieval de que la emoción turba el juicio. Así, de un plumazo, se apartó de lo educativo temas tales como emociones, sentimientos, relaciones, convivencia y afectos. Hoy las cosas han cambiado radicalmente y la escuela ha abierto sus puertas de par en par a todo lo que alude al ámbito de lo emocional buscando en ello posibles soluciones a las grandes, graves y urgentes problemas presentes en el mundo educativo. Ha llegado el momento de que en educación se aplique lo que la ciencia ya sabe que funciona y lleva reclamando años para su incorporación en el quehacer educativo. ¿Y que es lo que funciona? Una educación basada en el ser, en el ser que educa, y en el ser que es educado. Si bien sabemos que estamos en pleno desarrollo de la cuarta revolución industrial, que ya está entre nosotros y que avanza a un ritmo vertiginoso cambiando la forma en al que nos relacionamos, trabajamos, vivimos y por supuesto, la forma en la que aprendemos. En estos tiempos de cambio, se torna necesario volver a la base, la educación más humana y centrada en la persona. ​Para ello centraremos el desarrollo de este postgrado con tres herramientas tremendamente poderosas para el trabajo del crecimiento personal y profesional que son los pilares fundamentales de este postgrado educativo, nos referimos a la inteligencia emocional, el coaching y la PNL (Programación Neurolingüística). ​SOBRE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL “La disposición emocional del alumno determina sus habilidad para aprender”. Platón. Es la ciencia del trato con nosotros mismos y el trato con los demás basados en el reconocimiento, aceptación y gestión de nuestras emociones y de las de los otros, de nuestros sentimiento y de los sentimientos de los demás y de nuestro estado de ánimo, así como el de los otros. Se podría aceptar sin demasiado compromiso, que el éxito en la escuela – obtención de rendimiento proporcionado a capacidades- se asienta sobre confianza, curiosidad, autocontrol, sentimiento de capacidad, relación con compañeros, eficacia en la comunicación y habilidad para cooperar y trabajar cooperativamente. Podríamos añadir muchos más y, todos, como estos, hundirían sus raíces en la inteligencia emocional. SOBRE EL COACHING EDUCATIVO ​“Acompañar es estar cerca, dispuesto a la escucha, con la calma que da la comprensión. A veces diciendo y las más, en silencio compartido”. Senador Pallero El coaching es un proceso de apoyo a las personas y equipos para ser lo mejor que pueden llegar a ser. Requiere sacar las fortalezas de las personas, apoyándoles a superar sus barreras personales y limitaciones para alcanzar el máximo rendimiento de sus capacidades, y facilitarles que funcionen con más efectividad como miembros de un equipo. El buen coaching educativo puede y debe llevar al individuo más allá de las limitaciones tanto del coachee (el alumno) como del propio coach (el profesor). El objetivo del coach es crear en el coachee una mentalidad de conciencia y responsabilidad, que le permitan ir más allá de sus limitaciones actuales, fortaleciendo su autoestima, independientemente de la meta propuesta.  SOBRE LA PNL EDUCATIVA ​"El mejor regalo que puedes hacerle a un alumno es la calidad de tu atención" Metodología de autoconocimiento, comunicación y desarrollo personal, que estudia lo que funciona en educación, para modelar su excelencia y propiciar el cambio educativo de personas, grupos e instituciones. Estudia la excelencia en el ámbito educativo, modelando los mejores profesores, alumnos y centros. Robert Dilts define la PNL como “un modelo acerca de cómo trabaja nuestra mente, cómo esto afecta el lenguaje y cómo usar este conocimiento para programarnos a nosotros mismos en el sentido de lograr que nuestra vida y las cosas que hacemos nos resulten más fáciles y al mismo tiempo eficientes”. Por su parte, Judith DeLozier, estímulo constante la define como: “PNL es aquello que funciona”.  La PNLE modela a los educadores que han obtenido éxito para, una vez encontradas sus “pautas de actuación excelente”, ponerlas al servicio de todos los educadores para que se transformen en ese educador, profesor que cada uno de nosotros quiso tener. ​ - Carlos Pallero, Director del Posgrado